Queríamos que Tuntun no fuera gris desde que comenzamos a trabajar en el cuento. Tuntún ya es un elefante único, pero pensabamos que si le agregabamos un color diferente para que se destaque aún más, podría ser divertido y, al mismo tiempo, podría hacer un interesante contraste de colores dentro de las ilustraciones.

Pablo probó diferentes colores y finalmente acordamos un color que a ambos nos gusta mucho. Al principio, estaba un poco preocupada porque Tuntún es varón, pero luego, Pablo me recordó que parte de nuestro mensaje con este libro es que no debemos juzgar por las apariencias. Y después de eso, pasé algunas horas investigando sobre elefantes de ese color y ¡no creerán lo que descubrí!

Decidimos que Tuntún sería … ROSADO. ¡Sí! ¡Rosado! ¡Un rosa oscuro, casi fucsia porque es el mejor color!
Al principio estaba preocupada por cualquier reacción negativa que pudiéramos tener y busqué en Google «Elefante rosa». Para mi sorpresa, descubrí que hay muchas estatuas de elefantes rosas en todo el mundo. El elefante es un símbolo de fuerza, poder, estabilidad y sabiduría. También es común la superstición de que un elefante frente a la puerta siempre debe traer buena suerte a la casa.
Fue increíble saber que el rojo es el único color cuyo tono más claro tiene un nombre diferente al del color en sí. (Rosado)
¡Algunas personas refieren los elefantes rosados ​​a alucinaciones relacionadas con el alcohol, otros no dejan de decirte que NO DEBES pensar en un elefante rosado! solo para que puedas crear uno en tu mente por lo difícil que es no pensar en algo una vez que ha sido mencionado.
A los niños les encantan los elefantes porque son grandes, extremos y pueden hacer mucho con su nariz tan especial. Estoy segura de que les gustará Tuntún, independientemente de su color. ¡De hecho! Creo que lo AMARÁN.
Lo más maravilloso que descubrí durante esta investigación fue, que de hecho, hay elefantes rosas vivos.

Luego de escribir el cuento, lo primero que debo hacer cuando el cuento está listo para ilustrar, es organizar cómo colocaremos el texto en cada doble página para que el ritmo de la lectura sea agradable y no este todo siempre en el mismo lugar. Lo hago en un cuaderno a mano primero para ver cómo se sienten todas las paginas juntas y luego armo un .pdf en la computadora.  Esto normalmente cambia con el tiempo, mientras vamos trabajando con el cuento y definiendo las ilustraciones, pero ayuda a poder empezar.

En este punto empiezo a ponerme nerviosa ya por la emoción de conocer por fín a los personajes por primera vez.

Pablo trabaja con el .pdf de esta manera, así el visualiza las ilustraciones juntas y se plantea el ritmo del cuento completo. Los escritores normalmente no son parte de este proceso, ya que las editoriales son las encargadas de trabajar con los ilustradores directamente, en la mayoría de los casos. Y yo creo que una de las cosas que más disfruto de cada libro que publicamos independientemente es poder ser parte de todo esto. Poder opinar, aportar, decidir, preguntar, proponer y trabajar mano a mano con Pablo Pino.

Curiosa por saber por qué no teníamos un elefante en República Dominicana y con un enorme deseo de mostrar a Max uno de verdad, empecé a leer mucho sobre ellos. Descubrí lo impresionantes que son y también, lo increíblemente en peligro que están…

A partir de ahí me puse a seguir diferentes cuentas sobre ellos, como @96elephants (Instagram) y me involucré de diferentes maneras para hacer algo al respecto.
Pronto ya estaba investigando sobre muchos otros animales salvajes que están en la misma situación o peor y no pude evitar sentir que Tuntun me estaba diciendo algo: «No estoy solo».

Este proyecto ha estado en mi mente durante mucho tiempo.

Cuando Max (mi hijo) tenía 2 años, cada día en su camino a casa del colegio, pasaba por este parque de animales gigantes. Él amaba a los animales y estaba aprendiendo a hablar. Cuando de repente comenzó a tener una obsesión enorme con este parque, especialmente debido al gran elefante gigante que podía ver de cerca desde la ventana del carro cuando había mucho tráfico.

Su abuelo, que siempre ha sido loco con Max y lo buscaba todos los días al colegio, motivaba a Max a cultivar su interés por estos animales deteniéndose de vez en cuando allí para caminar y correr con él entre las inmensas esculturas gigantes.