Aquí podrás enterarte de todo lo que va ocurriendo en la producción de este proyecto.
Curiosa por saber por qué no teníamos un elefante en República Dominicana y con un enorme deseo de mostrar a Max uno de verdad, empecé a leer mucho sobre ellos. Descubrí lo impresionantes que son y también, lo increíblemente en peligro que están…
A partir de ahí me puse a seguir diferentes cuentas sobre ellos, como @96elephants (Instagram) y me involucré de diferentes maneras para hacer algo al respecto.
Pronto ya estaba investigando sobre muchos otros animales salvajes que están en la misma situación o peor y no pude evitar sentir que Tuntun me estaba diciendo algo: «No estoy solo».
Este proyecto ha estado en mi mente durante mucho tiempo.
Cuando Max (mi hijo) tenía 2 años, cada día en su camino a casa del colegio, pasaba por este parque de animales gigantes. Él amaba a los animales y estaba aprendiendo a hablar. Cuando de repente comenzó a tener una obsesión enorme con este parque, especialmente debido al gran elefante gigante que podía ver de cerca desde la ventana del carro cuando había mucho tráfico.
Su abuelo, que siempre ha sido loco con Max y lo buscaba todos los días al colegio, motivaba a Max a cultivar su interés por estos animales deteniéndose de vez en cuando allí para caminar y correr con él entre las inmensas esculturas gigantes.
Al mismo tiempo en esos días yo no me sentía bien y pasaba mucho tiempo en cama. Buscando poder compartir con Max jugábamos mucho con sus juguetes en mi cama y leíamos cuentos. Disfrutar juntos de cuentos divertidos de una manera interactiva se convirtió en nuestro juego favorito y pronto estábamos inventando juntos nuestras propias historias.
Un día, motivado por su gran obsesión por los elefantes gigantes, Max me preguntó si podíamos inventar una historia sobre un elefante GRANDE, inmenso, GIGANTE y lo hicimos. El cuento de Tuntún se convirtió en un juego interactivo para nosotros y creó un vínculo muy especial entre los dos en un momento difícil de nuestras vidas.
Max tiene ahora 5 años y todavía le interesan mucho los animales salvajes, especialmente los que nunca ha visto. En República Dominicana no tenemos elefantes y nuestra curiosidad por los animales salvajes creció más y más con los años.
Estoy muy emocionada de finalmente poder empezar a trabajar en el libro de Tuntún para que otros niños puedan disfrutar de esta divertida historia y a la vez, aprender sobre el gran impacto que tenemos en la preservación de los animales que están en extinción. Hay mucho que podemos hacer AHORA MISMO para lograr una diferencia y ayudar a los animales en peligro de extinción, para que existan por muchas más generaciones…
Acompáñenme en el viaje de crear este segundo gran proyecto alrededor de un libro. Espero que disfruten del paseo tanto como yo.